Los vecinos de Ruzafa, uno de los barrios más emblemáticos e históricos de Valencia, van a poner en circulación una moneda social con el soporte tecnológico más vanguardista e innovador para dinamizar la economía y potenciar iniciativas solidarias, culturales, educativas y ecológicas.
Se trata del orué -euro escrito al revés-, una moneda electrónica que se obtiene por participar en la iniciativa, que no se puede comprar y que, a iniciativa de la asociación Russafa Innova, ha sido diseñada por los vecinos y agentes sociales del barrio como herramienta de cohesión social y de lucha contra la exclusión.
Con este proyecto, los clientes que realizan una compra reciben un porcentaje en orués, que pueden utilizar luego en la adquisición de bienes o servicios en los diferentes negocios del barrio. En las iniciativas culturales, educativas o medioambientales, se podrá cobrar a los asistentes y pagar a los autores de estas actividades con esta moneda electrónica, para que la riqueza generada se queda en el propio distrito.
Uno de sus impulsores, Enrique Montesa, ha explicado que la moneda se gestó entre octubre y noviembre de 2012 y su objetivo es, una vez «a gusto» con su diseño y funcionamiento, ponerla en circulación coincidiendo con el arranque del curso escolar este mes de septiembre.
Una veintena de colaboradores
De momento cuentan con una veintena de colaboradores, entre empresas locales y asociaciones de comerciantes, hosteleros y profesionales del barrio y su reto es superar la barrera del centenar de locales y mil usuarios para principios de 2014. De aquí a dos años confían en tener cerca de 300 locales y 5.000 usuarios.
Montesa ha explicado que desecharon hacer una moneda social que fuera un billete, como existe algunas ciudades de países como Inglaterra y Alemania, para «evitar falsificaciones» y apostaron por dotarla de un «punto tecnológico de vanguardia e innovador».
«Vivimos en una sociedad de información y lo lógico era pasar de Gutemberg al bit«, argumenta y agrega: «El orué es una moneda electrónica que usa la tecnología NFC (Near Field Comunication) y permite el pago móvil», un sistema que se «impondrá en los próximos años y hará que billetes y monedas tengan los días contados».
Como la tecnología «no lo es todo», han buscado convertir la moneda social «en algo que fuera más allá de un programa de puntos y fidelización».
Según Montesa, si se utilizaba con categoría de dinero «se tenía que declarar», por lo que finalmente, la solución ha sido que fuera un descuento, lo que evita «que lo tenga que supervisar el Banco de España y pasar los controles de la Agencia Tributaria».
Obstáculo tecnológico
El «único freno» del proyecto, resalta su impulsor, es que los locales tienen que invertir en tener un teléfono con la tecnología NFC. La moneda es una «tarjeta electrónica» que identifica al usuario, que puede acceder a su cuenta de orués a través de la banca social on line o con su smartphone NFC.
Esta solución tecnológica permite intercambiar orués en tiempo real entre quienes lo utilizan y evita así los «problemas» de las anotaciones en papel y la necesidad de acceder a internet para consignar los movimientos.
«Se trata de hacer cobros y pagos a través del móvil», explica Montesa, quien incide en que la primera compra o servicio se cobra íntegramente en dinero y se van generando orués para usar como descuento en posteriores visitas a ese establecimiento o a otro de la red de asociados.
La moneda se utilizará en las áreas de negocios y promoción del empleo, espiritualidad y conciencia social, educación y cultura, inclusión social y ecología y salud.
«Queremos que la moneda social, a parte de dinamizar la economía del barrio, sea una herramienta que apoye iniciativas culturales, solidarias, educativas y ecológicas«, comenta Montesa.
Entre las ideas que se pondrá en marcha dentro de la iniciativa de la moneda social está la creación de un aula permanente de movilidad digital, que tendrá un precio en euros y una parte en orués, y que busca «acabar con la brecha digital». «Una moneda social -hay más de 5.000 en el mundo- no pretende acabar con la moneda legal sino complementarla», concluye.
FUENTE: Periódico el Mundo